¿Cómo analizamos los juegos? Depende de quiénes seamos y por qué
lo hagamos: investigadores, jugadores, críticos, desarrolladores… todos
tenemos distintas necesidades y necesitamos distintos métodos. Como
investigadores, puede que también tengamos necesidades y motivos distintos,
pero aún podemos encontrar un estándar común. Solemos empezar con una pregunta
de investigación, como «¿Qué es la jugabilidad en los juegos de aventura?», o
puede que nos hayamos encontrado con un juego nuevo que nos interese porque nos
desconcierta. Si la base empírica de nuestra investigación no nos viene dada de
antemano, elegimos uno o más juegos para relacionar nuestra pregunta con un
objetivo. En este punto hemos de tener cuidado y elegir juegos que no sólo
confirmen nuestras hipótesis, sino que también posean el potencial de
refutarlas. Nuestra elección debería estar bien argumentada y ser totalmente
justificable.
¿Necesitamos teoría? Esto puede parecer evidente, pero mientras no
haya teorías del juego por ordenador realmente excepcionales (o, tal y como
sucede, apenas las haya), parece más importante presentar un análisis bien
argumentado que aproveche conocimientos previos y abra una nueva vía de
análisis. Importar y aplicar teorías de campos externos como la literatura o la
historia del arte puede resultar útil, pero no siempre ni necesariamente; y a
menudo las observaciones críticas no teóricas pueden aportar más al campo de
investigación que un debate especializado pero centrado en la teoría. La pregunta
que hay que hacer aquí es: ¿nos dice la teoría algo nuevo sobre los juegos o se
debate solamente para confirmarse a sí misma?
Al recopilar información sobre el juego, deberíamos usar tantas
fuentes como sea posible. Jugar es esencial, pero debería combinarse con otras
fuentes si fuera posible. Los juegos están orientados a la actuación, y puede
que nuestra propia actuación no sea la mejor fuente existente, sobre todo si la
analizamos nosotros mismos. El análisis también debería contener reflexiones
sobre las fuentes empleadas: de dónde proceden, qué podría haberse incluido,
por qué seleccionamos las que seleccionamos, etc.
Al concluir nuestro análisis, deberíamos comparar los resultados
con la base empírica. El género cultural de los juegos contiene una amplia
variedad de tipos y subgéneros, y con demasiada frecuencia se hacen
generalizaciones basándose en unos pocos ejemplos que no son ni representativos
ni populares.
Naturalmente,
sugerencias metodológicas como las expresadas hasta este momento poseen
importantes limitaciones. Puede que el investigador de juegos posea varias
razones para hacer el análisis y que muchas de ellas no se ajusten al enfoque
preceptivo que se ofrece aquí. Pero la conciencia crítica, sea en la forma que
sea, siempre debería ejercitarse.